La historia de Andresa tiene palabras grandes,
la historia de las mujeres tiene patria pequeña,
camino largo de andares pesados.
Andresa en un movimiento, aprendió el abrazo
con otras mujeres de sus mismos pasos;
dedicó tiempo para procesar
cómo una vida ocupa mucho lugar.
La historia de Andresa me encontró un día
y escuché en silencio en su cercanía.
Después de la iglesia: el centro de salud
ya no estaba sola su digna virtud:
escuchar con arte sin poner ají
desarmar de a poco ese viejo fortín.
Tarde y temprano aprendió a escribir
para contar historias de cualquier país,
el del nacimiento y el de su vivir,
unidos en el asombro, no se alcanza el fin.