lunes, 27 de febrero de 2012

Amor y estación


Rojo amor
de semáforos y flechas
a cualquier parte,
te doy una canción
aunque tu música es
siempre respiro
y una guitarra mira
desde el aire
orgullosa, sonriente,
como inspiración.

Rojinegro amor,
llegué temprano y tarde
a tu abrazo que abre
mil puertas,
el destino se rie en cada boca
ante tanta coincidencia.

Rojinegro plateado amor
poesía y fecundación
hasta en la soledad del baño
puedo treparme la vida
y seguir inventando.
Luego, volver a la gente,
divagar por tus espacios,
rebotar entre charlas
con cada uno de tus duendes.

Rojinegro plateado adictivo amor,
llamándome en cualquier momento
a habitar tus entrañas,
o arrojarme a ese cielo
del patio descubierto
y danzar o abrazarme,
endulzarme o intoxicarme...

(Recuerdo un vaso pasión,
videos y cena
encantándonos de palabras
y torbellinos de ideas).

Amor, que ya no sé cómo llamarte
porque tu nombre es sólo la punta
para evocarte
natural, expresivo,
continuo y constante
espacio de arte
como cada estación.

**

4 comentarios:

Darío dijo...

Qué amor particular, que, aunque uno nunca encuentra la palabra, seguro ha de estar agradecido de existir. Un abrazo.

Diego Cazar Baquero dijo...

Gracias, belleza!

Ariadna Lira dijo...

Bella tu concepcion del amor rojinegro, como la punta de una flecha, esas evocaciones inspiran a leer tu próxima entrada, saludos!!

Carolina Wajnerman dijo...

Como la punta de una flecha... Así es.
Amor particular que no encuentra la palabra, agradecido de existir.
Agradecimiento y belleza...

Cuántas formas del amor!