viernes, 24 de febrero de 2012

Negro el Once

*
La bolilla se marea
entre la elección y el destino,
entre la vida y la muerte,
el amor y el desatino.

La bolilla se dirige
hacia un lugar donde vivimos,
un número que es el nombre
de un barrio ficticio
y la desgracia es estación
de un hoyo en los corazones.

Negro el Once...
y no es un juego de azar.

¡Negro el Once!
oscuro de descuido
y vergüenza mayor.

El espanto nos ha poblado
con el crudo hilo
que une al mineral
extraído en los campos
con el barro del oeste
que traía un tren colmado,
que une al rostro de Lucas
con el de Mariano.

Once, diecisiete, veintidos,
cincuenta, cincuenta y uno,
dos mil doce.

Cuento y siento con dolor
este once oscuro de mi país.

*


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