Qué día para hacer nada
y quedarme con vos,
dejar pasar la lluvia,
los segundos, los primeros,
las citas.
Qué día hoy
para bailar en la cocina,
pararme al borde
de tu labio con llovizna.
Qué día era para quedarnos
haciendo nada
nuestra nada de mimarnos
con esta lluvia gris
niebla del reclamo
a mis pupilas:
¿Por qué te fuiste de la nada,
la nada misma?
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