Manchada,
una nena manchada.
Tus ojos encendieron
el corazón de lágrima.
Mancha en el vestido
que te sana
el negro cacao
se levanta.
Jugando a la mancha
tu niña ríe,
la vemos correr libre
soltando una dureza
y se dibuja la sonrisa
en tu cara.
Sandra ya no huye de la nata,
son las rosas escondidas en tu alma.
Vueltas infinitas de la cura:
recuerdo con ternura,
esa mancha en tu vestido
haciendo magia.
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