Unimos los cuerpos
como gotas que eran
agua unida y juntas
recorren o mojan
la tela, la cama
y ya no son dos.
Unimos la ternura
en gotas como lágrimas
que eran agua y sal
desde dentro
y recorren la piel
al ritmo de los pájaros
rompiendo el aire y el silencio.
Unimos los labios
y el sabor
en una sola gota
donde cabe nuestro espacio
y se moja el sillón,
tela de un abrazo
que volaba con los pájaros.
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