Te veo.
Te estoy mirando y me reflejo.
No sé llamarte
pero acá estoy.
De este lado,
entiendo que estás buscando
otros espacios.
Un cielo con aroma a verdor.
La mariposa que vuela de colores, y vive unos días.
Enamorarte, el presente
en el más acá.
Y ese mientras tanto,
la libélula,
el capullo,
arman el mundo
que se imagina,
los pequeños sudores
y hasta la queja,
en cada paso,
susurrando
con mi voz:
la que te espera
la que ya sabe
al otro lado del sueño
entre las fibras del aire.
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