jueves, 8 de junio de 2017

Me traigo

Ni supiste de mi vereda con tilos, y ya querías adivinar los botones de mi saco.
Leías de mi muro, unos suspiros. Trababas tus sentires con atajos.
Reías y soplabas -por lo bajo- sin acercarte de orejas a mi espacio.
Así, el amor, descaminado: lo tuyo con lo tuyo, y lo mío es mío demasiado.
Vos que sos tanta respuesta: ¿de preguntas para cuando?
Yo, trayéndome de nuevo, me deshago.
Sentada, miro el mar, respiro, hasta el carajo.

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