miércoles, 19 de abril de 2017

No es el curso de mi poesía lo que guiará las leyes que rijan en las avenidas, los portales y las cuchetas.
Mis palabras poco sabrán amasar aquello que inquieta, en medio de esta revuelta latente ensortijada.
Este muro virtual no derrocará las paredes divisorias, ni traerá ventanas a los sótanos húmedos faltos de sol que habitan dentro de los corazones impermeables.
Solo puedo decir que salvé, sin embargo y con los años, cierta impunidad.
Ya no espero que las flores que lanzo se transformen en convencimiento espinado. Es nulo mi interés en ser una flecha certera, en tirar una punta, en aflojar camisas.
Digo que con cada poesía cotidiana, me nutro de libertad, me doy de mi misma moneda, esparzo la saliva, y las partículas de amor que se le salen, invitan la próxima vueltita... y así no tengo que pedirle al mundo que pare porque me quiero bajar.

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