Oleando cielos, amando los pasos,
encuentro espiroles en el fango y la semilla.
Los callos son los recuerdos
que aún se cuelgan viejos,
la serpiente compañera enseña
que los molestos se pueden ir
cuando se va soltando.
Amago la siesta o la acorto
si el viento no ayuda para dormir.
Mis nubes se alejan,
y la sonrisa se sienta
en el umbral de mi cara
tan pronto como huelo el anis
del tiempo.
(Ya no puedo mentir,
y no es porque una moral
se haya posado en mi hombro
sino porque se ha volado
y encontré otros moscos
que aunque parezcan feos de lejos,
son verdaderos seres de otro mundo
y traen la sinceridad más plena
de la miel de la paz)
1 comentario:
Bien hecho Serena, cada vez más serena, más consagrada.
Tal vez algunos insectos sean guardianes de otros tiempos...
Un abrazo a la distancia!!
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