martes, 28 de agosto de 2012

Olear

Oleando cielos, amando los pasos,
encuentro espiroles en el fango y la semilla.

Los callos son los recuerdos
que aún se cuelgan viejos,
la serpiente compañera enseña
que los molestos se pueden ir
cuando se va soltando.

Amago la siesta o la acorto
si el viento no ayuda para dormir.
Mis nubes se alejan,
y la sonrisa se sienta
en el umbral de mi cara
tan pronto como huelo el anis
del tiempo.

(Ya no puedo mentir,
y no es porque una moral
se haya posado en mi hombro
sino porque se ha volado
y encontré otros moscos
que aunque parezcan feos de lejos,
son verdaderos seres de otro mundo
y traen la sinceridad más plena
de la miel de la paz)

1 comentario:

Ariadna Lira dijo...

Bien hecho Serena, cada vez más serena, más consagrada.
Tal vez algunos insectos sean guardianes de otros tiempos...
Un abrazo a la distancia!!