miércoles, 22 de junio de 2011



Cuando tengo ansias de lluvia,
no hay esquemas que detengan mis pechos hinchados
y soy capaz de reir a carcajada seca
gritando
como loca entre los edificios que se inclinan
altos.

Entonces la ciudad se hace chica.
El humo se intoxica y tose, tose,
le duele el pecho.

Mis ansias le dicen que calavera no chilla,
mis ansias se escapan entre mis piernas
y corren, corren,

no piensen que soy yo,
ni mucho menos mi conciencia.

Siempre una parte de mi,
se parte de mi,
me deja.
Eso que se entrevé, esa sombra
finalmente se larga a llorar.

*

4 comentarios:

Darío dijo...

Esa última estrofa es un canto. Una parte de vos que se parte...pero no sos vos...

desi.nf dijo...

waaaoo o.O ! he de decir que me encantó , en serio.

Empieza con L dijo...

Las grandes gotas de lluvia nos pertenecen, todas son nuestras, la conciencia que yace en el misterio de nuestros cuerpos también, aunque no tengamos la seguridad ni el control debido para profanar los misterios del mundo. Y mientras haya universo y misterios, diría Bécquer: Habrá poesía.

Perdona el atrevimiento, soy una casualidad. Saludos y buen poema el tuyo. Soy Lancelot Lovejoy.

kLaRiZe dijo...

No tan curiosamente yo tambien tengo una sombra que esporadicamente ( y ultimamente de forma continua) se esconde a llorar... me gusto tu blog... congrats! pocos nos atrevemos a publicar pensamientos fluidos!