lunes, 22 de febrero de 2010

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La levedad de escribir la arena con los pies
y el agua en su caricia
viene a borrar
Mientras posamos, jugamos, cantamos,
el mar humedece el fondo ocre
para volver a empezar.

En esa soledad tan grande
de un atardecer marino,
solo las palmeras saben esperar
lo que inevitablemente sucede.

Abrazo una palmera
y después, mis propias rodillas
para esconder la cabeza al sol
que se aleja una vez más.

Mañana volveré a encontrarte,
y escribiré nuevas palabras
con mis pies.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

y siempre estará ahí, casi esperando tus pies,
casi escuchando tu leyenda,
y seguirá ahí aún cuando hayas vuelto,
y puedas recordad, como hoy yo recuerdo algun grafiti en la arena...
Hay mar, si tan solo volvieras unas olas atrás, y el tiempo me llevara a tus orillas...

Anónimo dijo...

papapapapap