Y si tu verde bastara para llenar mis pulmones
y mis oídos,
y mis venas,
mis pupilas...
Si tu verde fuera el color de mi piel,
y se llenara toda de sol,
viviendo del aire,
fluyendo en la sabia...
Si tu mismo verde
bastara para componer una canción,
o para llorar,
yo sabría cómo hacer
para dar el siguiente paso;
sabría sin pensar,
cómo vivir en el amor.
Tal vez no me equivocaría tanto.
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