martes, 25 de mayo de 2021

Tres horas

Un revoltijo de risas, 

niños cómplices

en el manto de ternura

cualquerizamos lo que pasa,

miramos otros techos 

como de tu ciudad 

osada al sur

donde el viento 

imprime la cara.


Tu cariñosa mirada 

se estira 

y estalla

sin darnos cuenta

una bomba 

destruye lo que fuimos.

Sólo queda hacerse invisible,

casi vapor.


Tres horas, 

hasta que vuelvas a escribir

como nada

como si el corte

no estuviese 

todavía en mi cara.


Sin orgullo ni vergüenza

tu ojo de huracán 

una paz que no conozco.

Regreso sin disfraz

otra vez a tu ternura,

estirándose con mi paciencia

la voz aguda del retorno a casa

un abrazo en el pasillo

y el beso de cada primera vez.

No hay comentarios: