martes, 13 de noviembre de 2018

Otra vez

Otra vez, escribir para que no se me caiga el pellejo, para no tener que gritar en la terraza aullando sangre. Otra vez la manada lo hizo de nuevo, y una vez más dormí en la calle, salí de mi misma girando a la oscuridad, y tuve suerte: un puño me despertó y renací en un sueño. Otra -tan única como otras- vez, me despabilaron sin mojarme, no necesité reaccionar ni mucho menos defenderme. Sin guías ni pistas ni avisos, me jalaron directo a la intemperie, y bien sumergida me pregunté por qué la complicamos tanto, qué pasa que falta tanto lo que sobra. Es que otra bendita vez, un manojo de humanidad se me plantó enfrente, fue el arte más simple y maravilloso, tan sincero que las palabras eran apenas huellas en la arena, el mar se las lleva con gracia, y yo con la intimidad de una pared, vengo de nuevo urgida para escribir.

17 de octubre 2018

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