martes, 16 de agosto de 2016

Camino de regreso

No cumplo años. No se trata de miedo a envejecer. En todo caso, cumplo días, minutos, oras. En todo caso, si se trata de cumplir, y si existe un mérito en eso, es con la libertad. No me toca cumpleaños feliz, porque descreo de la felicidad como principal parámetro de vitalidad.
No asumo una edad. Siento mi pulso vital y voy sumando capas: capa joven rodea capa infantil, capa adulta recubre capa joven.
Me encantan ciertas reuniones, ciertos obsequios, y que mi mamá prepare una torta.  Pero no es necesario soplar velas para eso. Quiero encenderlas cuando y con quien lo sienta, para que ardan lo más que puedan.

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