domingo, 13 de mayo de 2012

De cerca

No fue el sexo,
aunque hayas mordido mi espalda.
Tus manos de libros y cocina
estrujaron mi alma
con infinitas estrellas
como el surco de tus pupilas.

No fue lo que hicimos a oscuras
aunque hayas apagado la luz,
porque la conexión encendida
de un estar
entre ritmos vertiginosos
lamió heridas
y trajo abrazos
que hacen infinito.

Fue la presencia
sin desesperación
y la fluidez de compartir los días.
Fue mi desorden
entre tus mochilas
y la amistad, por ponerle una palabra.

Fue la aduana,
y las guitarreadas
más que un beso.
Porque la corriente que corre entre los dos,
define la cercanía mejor
para el encuentro sincero
que me cuidó de cerca,
cerca y profundo
como este otoño
suelto.



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