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No me hables de mis ojos
sin mirarlos fijamente.
No elogies mi pensamiento
ni lo guardes en tu mesa de luz.
No me beses
sin abrazarme después.
No hables del amor,
no me cuentes de tu dolor,
ni prometas en mi boca
a las corridas.
No me traigas la luna;
necesito que te quedes.
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