lunes, 17 de enero de 2011


*

La fluidez de mis líquidos adentros
acarician el alma nómade
que revienta de alegría.

Las dudas se desparasitan
al ritmo de las hierbas
y es tiempo de volver,
de superar la muerte y la guerra,
de revolver los pasados
que encubrieron el barro verdadero,
el que sabe curar
con la magia de la tierra.

Es tiempo de reencontrar
los sentidos despiertos,
cubrir las necesidades más profundas
abriendo las nueces de nuestra mente
para criar al sol su parte más sabrosa,
soñando el espacio del amor
que reverdece en nuestro vientre
mientras acontece la entrega
hacia la luna.

Ya es momento de brillar
con nuestras opacidades;
que el mundo se haga amigo,
y la alegría se cebe en nuestro mate.
Aceptación de estos días,
a la magia de la caminante...
y desnudar nuevamente los árboles,
que vistieron ante el pudor
de su poder vibrante.

Las chicharras gritan con esplendor
noche a noche su mensaje:
Ya es tiempo...

*

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