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Entramos en un abrazo profundo
mientras Palermo notaba que su verde
estaba intenso,
antes había conocido tu sudor desparramado en las sábanas,
y antes de eso, me habías hecho escribir unas palabras...
Escribí sexo, noche, aventura y viaje.
Ya no pude huir de lo que me pasaba,
por eso el beso no fue inesperado.
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