lunes, 10 de mayo de 2010

Terreno del alba

*

Desde mi puerta puedo ver
que todavía estoy en el terreno del alba.
Soy el mate que se cuela en el desayuno
de quienes se despiertan de madrugada,
soy el angel que bendice el pan
de los coreanos del chino de mi cuadra;
siento un aire fresco, tranquilo,
de ruidos que no se difunden más allá
de su sonoridad cercana.

Ahora voy en tren hacia Sol y Verde
saboreando la mística del aroma a tierra
que deja el rocío de la mañana,
disfrutando la maravilla del amanecer,
sabiendo las horas de sueño que me faltan
y sin embargo esto también es
la felicidad.

*

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