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Un mate que en verano se llama tereré
vestido de menta llega para mí
yo bebo su amarillo verde
y
mi luz llena de colores violeta transformación
se asienta y por un rato la olvido.
Los abrazos infinitos son tan finitos
que es preciso retenerlos con fuerza,
soltarlos más tarde
y volverlos a buscar.
En un lago descubrí
la vida de acá a la vuelta,
y en mi hogar todos los días
encuentro un lugar, un simple espacio
hecho mío con el amor de
esas cosas plenas,
de frutos maduros
y sandías frescas.
Verano de luz
cuando los soles que se enamoran del agua
fluyen arcoiris.
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