jueves, 4 de septiembre de 2008

Las aventuras de Nathi en la ciudad

Un chocolate y a la cama;
un pucho con el café
y al patio de la serenidad.

Descubrió que una ducha
puede lavar la nostalgia.
Descubrió en Buenos Aires
los beneficios de la impuntualidad.

Qué dirá su padre, si se dedica a descansar.
Qué diría su madre si la viera suspirar.
El hermano la despidió desde una terraza
y la escuchó por el skype.

Necesitaba silencio, verde silencio.
Necesitaba una flauta para soplar su soledad.
Necesitaba pintar los colores del alma.
Quién sabe cómo;
tal vez algún dios de su patria pasó por acá
a derramar su suerte
y quiso que sea,
sea silencio, flauta y pintura,
y todavía más.

Buscando su tiempo,
encontró hip-hop, tennis y español.
Cine debate, cerveza Quilmes, noches más largas...
No sé si encontró al tiempo,
o en alguna esquina de San Telmo
él la sorprendió dormida
de tanto buscar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy lindo. un beso grande